Nada más romántico, y tan bello como perecedero. La rosa, eterna en esta versión, que quedará tanto como quieras. Es evidente que no tiene ningún problema con que le etiqueten de antisemita. No se nos ocurre mejor piropo para este diseño de memoria setentera que combina los colores nacionales con simplicidad y elegancia. Las temporadas no ocupan el mismo lugar dentro del tiempo, y con ello se da pie a que se vivan momentos en los que, a falta de fútbol en uno de los dos continentes, la pelota haga que se complementen de la mejor manera.